El reconocimiento del presidente Trump
El pasado miércoles 6 de diciembre
del 2017, el Presidente de los E.U de América reconoció en un documento firmado
a Jerusalén como la Capital eterna del pueblo de Israel. Esto fue un acto muy
valiente de su parte, ya que los presidentes anteriores no tuvieron bien
puestos los pantalones para hacerlo.
Primero, déjenme decirle y que tengan
en claro; que no es el presidente quien decide el futuro de Jerusalén. Dios
dice en su Palabra que Jerusalén es la ciudad del Gran Rey, quien es Jesús.
Solamente Trump lo esta admitiendo. Y solo Dios tiene en su sola potestad el
destino de toda la humanidad. Dios tiene bajo control todas las cosas, aunque
muchos payasos piensan que son ellos.
Esta decisión del presidente Trump traerá
varias consecuencias graves pero necesarias. Ya que el pueblo musulmán no dará
su brazo a torcer tan fácilmente. Se levantarán grandes polémicas entre los países
cerca a Israel. Y esto esta bien claro en la biblia. Mateo Capitulo 24 al 27
advierte de grandes y gravísimos enfrentamientos para la nación de Israel.
Esto lo que implica es que Israel
(aunque por ahora ha dicho que no) se vera obligado a hacer varios cambios en Jerusalén.
El mas grande de ellos será la construcción del nuevo Templo. Los Palestinos y
musulmanes querrán oponerse a que esto sea hecho y surgirán de este pleito
guerras entre esos países. Claro, la victoria será de Israel ya que la biblia
nos revela que se levantará un 3er Templo en Jerusalén. Ese templo debe ser
erigido en el lugar exacto donde estaba el antiguo Templo, o sea, donde se
encuentra hoy día la mezquita de Omar o el domo dorado. Hay precisamente fue
donde Abraham iba a sacrificar a Isaac, lo que se conoce como el Monte Moriah
No será fácil para Israel hacer ese
proyecto porque todos se le opondrán. Israel tendrá que batallar muy fuerte para
conseguir la victoria contra esos pueblos. No debemos olvidar que Israel tiene
a Dios de su parte y les concederá la victoria. Sigamos orando por la paz
Israel y por el presidente Trump para que Dios le guie.