Sunday, March 6, 2016

Sacrificios en el AT.

LOS SACRIFICIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO Una de las principales funciones de los sacerdotes (como vimos en nuestra anterior lección) fue presentar los sacrificios. Desde el tiempo en que Caín y Abel se ven trayendo sus ofrendas a Dios en Génesis capítulo 4, el Antiguo Testamento no pierde de vista el importante lugar que el altar ocupó antes de la dispensación cristiana. La ley dada por medio de Moisés delineó un más detallado y elaborado sistema de sacrificios para el pueblo hebreo. Los principales sacrificios en la dispensación mosaica fueron los holocaustos, las ofrendas de harina, las ofrendas de paz, las ofrendas por el pecado y las ofrendas por infracciones y yerros por ignorancia. Observemos qué tan frecuentemente se hicieron en el tabernáculo estos diversos tipos de ofrendas. Hubo dos holocaustos diarios: un cordero encendido por la mañana y el otro por la tarde (Éxodo 29:38-42). El día de reposo [sábado] debía ofrecerse doble holocausto (Números 28:9-10). Cada mes debía iniciarse con holocaustos especiales (Números 28:11-15). Esto era lo que llamaban "luna nueva". Además, debían hacerse holocaustos en sus grandes fiestas anuales: la pascua (Números 28:16-25), el pentecostés (Números 28:26-31), la fiesta de las trompetas (Números 29:1-6) entre otras más. Estos sacrificios (algunos de ellos fueron hechos con carneros, machos cabríos, becerros, palominos o tórtolas) eran quemados por completo. De esto no se daba ninguna parte a los sacerdotes para comer. El significado que usualmente se toma de esto es que es completa dedicación a Jehová Dios. Por cuanto estas ofrendas fueron de flor de harina amasada, aceite de olivas machacadas y vino, las hemos mencionado propiamente como "ofrendas de harina". Diariamente hubo ofrendas de harina que acompañaron los holocaustos de todos los días (Éxodo 29:40-41). Doble ofrenda de harina (dos décimas de flor de harina en vez de la acostumbrada décima flor de harina) se hacía también cada día de reposo (Números 28:9-10). Cada luna nueva (una vez al mes) se hacían ofrendas de harina (Números 28:11-13). Además había ofrendas de harina en sus diversas fiestas anuales (Números 28:16 - 29:39). Al contrario de la mayoría de las otras ofrendas, en éstas no se derramaba sangre. Se ha sostenido de manera general que era una ofrenda de acción de gracias a Dios. Parte de las ofrendas de harina se quemaba y el resto se daba a los sacerdotes. Si no ocupara demasiado espacio, podríamos seguir hablando asimismo de las ofrendas de paz, las ofrendas por el pecado y las ofrendas por yerro e infracciones. Pero en esta lección no podemos tomar mucho espacio. Además de estas ofrendas principales, todavía hubo otras ofrendas que Dios le ordenó hacer al pueblo hebreo. I. Tres Realidades Sobre Estos Sacrificios. A. Sólo Podía Ofrecerse A Dios Lo Mejor. Tan temprano como en los días de Abel, los hombres de Dios le trajeron de lo mejor. Génesis 4:4 afirma: "Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda." Esto estaba dentro de un reconocimiento justo de que Dios era digno de lo mejor que el hombre podía traerle en agradecimiento por todas sus maravillosas bondades hacia los hijos de los hombres y, además de eso, tal acción indicó que Dios realmente demandaba los primeros frutos y lo mejor para que en realidad ocupase el lugar de Dios (el Ser Supremo) ante los ojos y en los corazones de los hombres. Al dar la ley, Dios dijo: "No ofrecerás en sacrificio a Jehová tu Dios, buey o cordero en el cual haya falta o alguna cosa mala, pues es abominación a Jehová tu Dios. (Deuteronomio 17:1)" Con la palabra "falta", Dios se refirió a cualquier cosa que no permita que sea un espécimen físicamente perfecto. Dijo: "Asimismo, cuando alguno ofreciere sacrificio en ofrenda de paz a Jehová para cumplir un voto, o como ofrenda voluntaria, sea de vacas o de ovejas, para que sea aceptado será sin defecto. Ciego, perniquebrado, mutilado, verrugoso, sarnoso o roñoso, no ofreceréis éstos a Jehová, ni de ellos pondréis ofrenda encendida sobre el altar de Jehová... No ofreceréis a Jehová animal con testículos heridos o magullados, rasgados o cortados, ni en vuestra tierra lo ofreceréis. (Levítico 22:21-22, 24)" Esto tenía que indicar que no todo lo que el hombre quisiera sacrificar sería aceptable a Jehová, y en tanto que estos corderos sin defecto señalaban hacia el perfecto Jesús que sería sacrificado (1ª de Pedro 1:1819), al describirse nuestro sacrificio vivo a Dios en Romanos 12:1 también se hace referencia a ellos. El sacrificio de nosotros mismos también debe ser "santo" y "agradable a Dios". Los animales que fueran ofrecidos a Dios debían ser de un año (Números 28:3). Esto sería cuando tales animales estuvieran en la plenitud de su salud. Además de que los animales que fueran ofrecidos a Dios, jamás debieron también haberse usado en trabajos terrenales antes. Así que, Dios pedía todo de ellos. También observemos que el hombre debía ofrecer a Dios los primeros frutos de su cosecha: "Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios... (Éxodo 23:19)"; "Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos. Y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto. (Proverbios 3:9)" Antes de que los hombres usaran las ganancias o utilidades de Dios en sus cosechas para sí mismos, se esperó que ellos presentaran las primicias de sus cosechas a Jehová. Cuánta armonía con la práctica de dar en proporción a los ingresos hoy día, porque se aparta la parte de Dios antes de disponer de cualquier cantidad para nuestras necesidades personales. Cuán distinto de la práctica de existir siempre gastando primeramente en nuestras necesidades y deseos y después darle algo de las "sobras" a Dios. B. Estos Sacrificios Significaron Numerosos Desembolsos Y Muchos Inconvenientes Para La Gente. Sacrificar los primogénitos de sus animales y tener indicado hacer tantos sacrificios seguramente era igual a algo sumamente cuantioso a manera de gasto financiero para los hebreos. ¿Cuánto más fácil habría sido haberse quedado con lo mejor para ellos mismos y haberse olvidado de Dios? Tener que ir tan seguido a Jerusalén con sus animales y sus productos agrícolas implicaba también lo que la gente llamaría demasiadas "molestias". Para estar seguro que lo que se traía para presentar era exactamente lo que debía ser, incluía algún cuidado y previsión que pudo haberse evitado si Dios no hubiese especificado tan minuciosamente. Pero en ese respecto, como se afirmó antes, vemos el propósito de Dios al tener cumplidos estos sacrificios. Sí tomaron tiempo, providencias y gastos. En un sentido, tales sacrificios indicaban: "¿No debe el hombre disponer de su tiempo para hacer algo por Dios ya que Dios ha tomado tanto tiempo para bendecir al hombre? ¿No debe el hombre dar algo premeditado en reconocimiento de la constante providencia de Dios en suplir las necesidades del hombre? ¿No se esforzará un poquito el hombre para Dios que le ha dado todo lo que tiene? Dios ha provisto un sistema por medio del cual el hombre mostrase su preocupación por las cosas de Dios, según el cual reconociese su culpabilidad y mediante eso pudiese demostrar gratitud a Dios por lo que él constantemente hacía. Cuando los hombres se apartaron de Dios, olvidaron estos sacrificios, y cuando rechazaron estos sacrificios se alejaron más y más de Dios. Sin embargo, Dios no quería que se hicieran estos sacrificios a no ser que el corazón del hombre estuviese tras ellos (Isaías 1:2-4, 11-15). C. Estos Sacrificios No Pudieron Quitar El Pecado. A pesar del costo que implicó y del trabajo extra para que los israelitas fuesen a ofrecer estos sacrificios, estos sacrificios no quitaron el pecado. Los judíos pensaban que tenían vida eterna por medio de su ley (Juan 5:39), pero ciertamente no fue así. El escritor de Hebreos muy claramente dice de ellos: "Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. (Hebreos 10:1-2)" Igualmente Hebreos 10:11 dice: "Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados." II. Por Qué Estos Sacrificios No Pudieron Quitar El Pecado. A. La Sangre De Un Animal No Podía Expiar El Pecado Del Hombre. Inmediatamente después de que Hebreos 10:1-2 declara que los sacrificios del Antiguo Testamento no podían quitar el pecado, el escritor dice por qué: "porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados (versículo 4)" Ante Dios un animal no está en el mismo nivel que el hombre. En la creación que Dios hizo, un animal es de un orden inferior que el hombre. Entonces, ¿cómo podía un animal ser un representante admisible como sacrificio a favor del hombre? A más de esto, la necesidad del hombre de un Salvador se sitúa en el plano moral, pero un animal no es una criatura moral. El hombre sólo podía ser salvo de su fracaso moral delante de Dios por medio de un ser moral que pudiese tomar su lugar ante Dios, y quienquiera que fuese ese ser moral tendría que ser un espécimen moral perfecto. Jesús fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado (Hebreos 4:15); entonces, sólo él es capaz de salvarnos de nuestros pecados: "Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él (Jesús) se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree. (Hechos 13:38-39)" B. Los Sacrificios Del Antiguo Testamento No Fueron Ofrecidos Por Un Sacerdote Exento De Pecado. Una de las cosas que el escritor de la Epístola a los Hebreos vez tras vez plantea contra la idea de que los sacrificios del Antiguo Testamento no lograron el perdón de los pecados es que ellos fueron ofrecidos por un sacerdote imperfecto. Pero lo que fue deficiente en los tiempos del Antiguo Testamento nos ha sido reemplazado por el perfecto Jesús, nuestro sumo sacerdote: "Porque tal sumo sacerdote (Jesús) nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre. (Hebreos 7:26-28)" C. Dios No Decretó Que Los Sacrificios Del Antiguo Testamento Quitaran Los Pecados. Por cuanto Dios sabía que la sangre de los toros y de los machos cabríos no podía quitar el pecado (Hebreos 10:4), debemos concluir que él tenía en mente otro propósito al hacer tales sacrificios. Entonces, es obvio que si Dios no tenía prescritos los sacrificios del Antiguo Testamento para quitar el pecado, ellos nunca pudieron haberlos quitado, puesto que todo lo que se relaciona con el perdón del pecado del hombre de necesidad debe descubrirse en Dios y proceder de él y de su plan. En otras palabras, él no los decretó con ese propósito o habrían cumplido su propósito de esa manera. III. Lo Que Esos Sacrificios Llevaron A Cabo. Que porque tales sacrificios no lograron el perdón, no concluyamos que ellos no tuvieron que llevar a cabo una parte muy definida. Démonos cuenta que todo lo que Dios hace está bien hecho. Él tuvo en mente algunos propósitos bien definidos cuando mandó que se hicieran esos tantísimos sacrificios. A. Eran Para Que Los Hombres Hicieran Memoria De Su Culpabilidad Ante Dios. Si aquellos sacrificios hubiesen quitado los pecados, habrían cesado de ofrecerse (Hebreos 10:1-2). El sacrificio de Jesús, porque sí quita los pecados, fue hecho una sola vez (Hebreos 10:9-12). Cada año había el día de la expiación en el que el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo para hacer expiación por los pecados de toda la nación, pero debido a que él era imperfecto y porque entraba con sangre de animales con la cual hacer la expiación, Dios no limpiaba al pueblo de sus pecados. Al siguiente año él tenía que volver a hacer exactamente lo mismo otra vez. Así, en vez de gozarse por la remisión de sus pecados a través de un sacrificio eficaz (como lo hacemos por el sacrificio de Jesús), una vez más se les recordaba cada año que sus pecados todavía aparecían en los libros de Dios. En otras palabras, en lugar de que estos sacrificios los limpiaran de sus pecados, más bien les recordaban que todavía estaban en sus pecados delante de Dios: "Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados. (Hebreos 10:3)" Esta creciente preocupación de esta carga de pecado fue divinamente hecha a propósito para hacer que los hombres procuraran el verdadero descanso que se les ofrecería más adelante a través de la venida del Mesías de Dios. B. Estos Sacrificios Sacerdotales Fueron La Forma De Instruir Dios A La Gente Sobre La Necesidad De Un Sacrificio Por El Pecado Y La Necesidad De Un Mediador. De cualquier forma que un israelita pecara, Dios le ordenaba que hiciera lo siguiente: "Cuando pecare en alguna de estas cosas, confesará aquello en que pecó, y para su expiación traerá a Jehová por su pecado que cometió, una hembra de los rebaños, una cordera o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le hará expiación por su pecado. (Levítico 5:5-6)" Observe dos cosas: al pecar una persona, se presentaba la necesidad de ofrecer un sacrificio, y el propio pecador no podía ofrecer el sacrificio por sí mismo, él tenía que tener el sacerdote (un intermediario o mediador) para hacerlo. Qué lecciones tan básicas fueron enseñadas de esta manera. Esto enseñó a los hombres a asociar la necesidad del sacrificio con el pecado y la necesidad de un mediador con Dios. La ley de Moisés enseñó a los hombres más claramente la siguiente verdad: "...y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. (Hebreos 9:22)" Todo esto fue para preparar a los hombres para la verdad registrada en 1ª a Timoteo 2:3-6: "...Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo." C. Estos Sacrificios Hicieron En Forma Ceremonial Lo Que El Sacrificio De Jesús Hace De Modo Real. Es un estudio completo en sí el considerar las muchas maneras en que estos sacrificios simbolizaron la muerte de Jesús. Entre ellos, Hebreos 9:13-14 muestra que los sacrificios purificaban la carne en forma ceremonial y que si eran capaces de hacer eso, la sangre de Jesús es capaz de limpiar nuestras conciencias del pecado: "Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?" Los versículos anteriores están inmediatamente seguidos del que hemos escogido para usarlo como el pensamiento concluyente de este estudio; es decir, que la muerte de Cristo en realidad expió los pecados cometidos durante los tiempos del Antiguo Testamento: "Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte PARA LA REMISIÓN DE LAS TRANSGRESIONES QUE HABÍA BAJO EL PRIMER PACTO, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna. (Hebreos 9:15)" No hay duda de que aquellos que obedientemente cumplieron con el sistema de sacrificios en el Antiguo Testamento serán salvos por la muerte de Cristo, y los que no lo hicieron se perderán. Si esto es correcto (y sin duda lo es, porque los que estuvieron bajo la ley por la ley serán juzgados), aquellos sacrificios en vez de proveerles por sí mismos la verdadera limpieza (como lo creían los israelitas) resultaron ser las condiciones de su salvación por la sangre de Cristo que ellos simbolizaron al igual que el bautismo y la cena del Señor (representaciones de aquella muerte) lo están entre las condiciones de nuestra salvación hoy día.

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