Tuesday, November 25, 2014

EL ALTAR

El Altar es el corazón del Templo Sagrado, ya que todo el servicio Divino se concentra ahí: todas las ofrendas diarias y adicionales, así como los sacrificios individuales y de la congregación. Todas las ceremonias de mayor importancia en el Templo tienen lugar por la zona del altar: el sacrificio de Pesaj, las primicias en Shavuot, incluso alegarse con las ramas del lulav en Sucot se lleva a cabo alrededor del altar. Una Ubicación Precisa, Desde el Comienzo La ubicación exacta del altar es muy precisa, y ha sido establecida desde tiempos inmemorables. El altar construido por el Rey David y el Rey Salomón en los días del Primer Templo, así como aquel construido luego en la era del Segundo Templo, ambos fueron erigidos en el mismísimo lugar: el lugar donde Adam, el primer hombre, fue creado. Nuestro Sabios declararon: “El hombre fue creado del mismo sitio que expía por él” (B’reshit Raba 14:6). Más tarde, fue en este mismo lugar, el Monte Moriá, donde Abraham trajo a su hijo Isaac y lo ató sobre el altar que él había construido. Después de estos hechos, Abraham declaró que este sería el lugar para el Templo de Dios, por todos los tiempos. Los Cuernos y la Rampa El altar estaba construido como un cuadrado perfecto y era bastante grande: llegaba a una altura de 10 amot (aprox. 5 metros) y su ancho era de 32 amot (aprox. 16 metros). Estaba compuesto por dos piezas principales: el altar mismo, y la rampa de subida. Ambos estaban construidos de piedra y tierra. Encima del altar, sobre sus cuatro esquinas, había pequeñas salientes como cajas huecas conocidas como los "cuernos". Estos cuernos median un amá cúbico y 5 puños de altura, cada uno (o, aprox. 50 cm. X 50 cm. X 38,25 cm.). La Biblia indica que uno no puede ascender al altar a través de escalones, ya que esto sería considerado una conducta mal vista y poco recatada para este lugar santo: “no ascenderás a Mi altar a través de piedras labradas, para que tu desnudez no se revele sobre el” (Ex. 20:23). Tres Fuegos Sobre el Altar Tres pilas separadas de madera ardían sobre del altar. La más grande de estas fue designada a recibir todos los sacrificios; la segunda proporcionaba los carbones para el altar del incienso dentro del santuario, y la tercera era el "fuego perpetuo" que ardía constantemente sobre el altar, como lo indica el versículo: "Y un fuego arderá allí en el altar constantemente; no será extinguido" (Lev. 6:5). De los restos de estos fuegos, se formaba una pila grande de cenizas ubicada en el centro del altar. Dios ordenó que los carbones sean quitados de ahí, y sean transportados a otra ubicación fuera del Templo, conocido como el "lugar de las cenizas".

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