Tuesday, November 25, 2014

El Segundo Pesaj

El Segundo Pesaj: Una Segunda Oportunidad Pesaj es una festividad para la nación entera de Israel: hombres, mujeres y niños; ricos y pobres, sin excepciones. Las instrucciones de D-os requieren que todos participen. De hecho, el requisito para hacer la ofrenda de Pesaj es que se ofrezca en el patio del Templo en el tiempo designado, (el día decimocuarto de Nisan), y descuidar voluntariosamente este precepto provoca Caret – se corta al individuo de la fuente de vida. ¿Así que, que sucede en el caso de un individuo quién simplemente se vio incapaz de traer la ofrenda a tiempo? ¿Qué pasa con aquel que se vio detenido por circunstancias más allá de su control? Ciertos individuos hicieron esta pregunta a Moshé (Moisés) en el desierto, con respecto al primer Pesaj que sucedería fuera de Egipto, al principio del segundo año en el desierto. La Torá registra el dialogo: “Había hombres que se habían impurificado con un cadáver humano y no podían hacer la ofrenda de Pesaj en ese día: entonces se acercaron a Moshé (Moisés) y a Aarón en ese día. Esos hombres le dijeron: «Estamos impuros a causa de un cadáver humano; ¿por qué habríamos de ser menos por no ofrendar la ofrenda de El Eterno en el tiempo designado a los Hijos de Israel?». Moshé (Moisés) les dijo: «Poneos de pie y oiré lo que El Eterno ha de ordenaros». El Eterno habló a Moshé (Moisés), diciendo: « Háblales a los Hijos de Israel, diciendo: si un hombre se impurificare a través de un cadáver humano o estuviere en un camino lejano, tanto vosotros como vuestras generaciones, hará la ofrenda de Pesaj para El Eterno, en el mes segundo, el día catorce, a la tarde, la hará; con matzot y hierbas amargas la comerá. No dejarán parte de ella hasta la mañana, ni le quebrarán ningún hueso; como todos los decretos de la ofrenda de Pesaj la harán. Pero el hombre que es puro y que no estuvo en el camino y se abstuvo de hacer la ofrenda de Pesaj, esa alma será tronchada de su pueblo, pues no ofrendó la ofrenda de El Eterno en su tiempo designado; ese hombre cargará con su pecado.” (Numeros 9:6-13) O sea, si una persona no pudo traer la ofrenda de Pesaj que se ofrece en el 14 de Nisan por acontecimientos más allá de su control, él es dado otra oportunidad. Mas la Torá no da otras oportunidades con respecto a los otros preceptos Divinos. ¿Por qué ahora si? ¿Puede ser que el Rey del Universo, el Santo, Bendito es El, hace excepciones? Por supuesto que El hace. De hecho, cada uno de nosotros es excepcional a los ojos de D-os. Y así como D-os nos ve, así deberíamos vernos a nosotros mismos. Un año anterior, en el decimocuarto día del mes de Yiar (Segundo Pesaj), el malvado Amalek, que su nombre sea borrado de nuestra memoria, vio lo mismo. Este fue el día exacto que esa nación malvada escogió para atacar al pueblo de Israel. ¿Y a quién escogieron ellos para atacar? A los débiles, a los fatigados, a los que quedaron rezagados. A aquellos que comenzaron a cuestionarse si realmente eran especiales; si ellos tenían las condiciones necesarias para ser hombres libres. El plan de Amalek era amargar nuestras vidas con desconfianza, para cerrar la puerta que lleva a nuevas oportunidades. Y que mejor momento para tratar de hundirnos que insertar la duda en este día, el día de las "otras oportunidades". Amalek vio que la única manera de desterrar la presencia de D-os de este mundo era haciendo que las personas se sintieran indignas e incapaces de acercarse a Hashem, por el cumplimiento de Sus mitzvot. Pero si nosotros nos creemos unos fracasados, como nombres del pasado, hemos perdido la batalla. Así que Moshe levantó sus brazos al cielo, y los niños de Israel pensaron en su Padre Celestial; sus espíritus fueron renovados, y la batalla dio un giro. Pero la lucha contra Amalek no podría haber salido victoriosa, sin la ayuda de D-os: D-os declaró que hoy mismo los hijos de Israel celebrarían su día nacional de "otra oportunidad".Ya que cuando sabemos que merecemos otra oportunidad para vencer nuestras limitaciones, nuestros defectos, ya sean auto infligidos o impuesto sobre nosotros por circunstancias ajenas a nuestra voluntad, nosotros recibimos la fuerza para ganar la victoria. Ya que todos somos excepcionales, y todos merecemos una segunda oportunidad. Esta misma batalla contra el Amalek de la auto desconfianza es la que emprendemos hoy en Israel, y en ningún lugar esto se ve más claro que en el pequeño pedacito de tierra conocida como Monte Moria: el Monte del Templo. ¿Somos nosotros dignos de otra oportunidad, o no? Nuestros profetas lo dicen. Nuestros sabios lo afirman. ¿Qué decimos nosotros? ¿A quién escuchamos nosotros? ¿Al Rey del Universo, o a los vendedores charlatanes de desconfianza, los Amaleks que habitan entre nosotros?

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