Sunday, November 4, 2012

Cristo como Rey


Cristo Como Rey (Los Oficios De Cristo)
Los Oficios De Cristo

En el Antiguo Testamento el rey tenía la autoridad de gobernar sobre la nación de Israel. En el Nuevo Testamento, Jesús nació para ser rey de los judíos (Mt 2:2), pero rehusó los intentos de las personas para hacerle rey terrenal con poder terrenal militar y político Jn6:15).Jesús respondió a Pilato: «Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo» Jn 18:36). Sin embargo, Jesús tiene un reino cuya llegada él anunció en su predicación (Mt 4: 17,23; 12:28, et al). Él es en realidad el verdadero rey del nuevo pueblo de Dios. Por eso no quiso reprender a sus discípulos cuando le aclamaban en su entrada triunfal a Jerusalén: «¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!» (Lc 19:38; cf. vv. 39-40; también Mt.21:5; Jn 1:49; Hch 17:7).
El concepto de rey incluye una amplia esfera de prerrogativas. Un rey en Israel tenía poderes legislativos, ejecutivos, judiciales, económicos, y militares. El concepto de Cristo como Rey puede contemplarse alrededor de cinco palabras: prometido, predicho, propuesto, rechazado, y realizado. El pacto misericordioso de Dios con David prometía que el derecho de reinar siempre permanecería en la dinastía de David. No prometía el reinar sin interrupción, porque, de hecho, el cautiverio babilónico lo interrumpió (2 Samuel 7:12–16). Isaías profetizó que un Niño que iba a nacer establecería y reinaría sobre el trono de David (Isaías 9:7).
Gabriel le anunció a María que su Bebé iba a tener el trono de David y reinaría sobre la casa de Jacob (Lucas 1:32– 33). A través de Su ministerio terrenal el reinado davídico de Jesús fue propuesto a Israel (Mateo 2:2; Juan 12:13), pero El fue rechazado.
Los gadarenos desecharon Sus asunciones (Mateo 8:34). Los escribas rechazaron Su atribución de poder perdonar los pecados (9:3).
Muchas personas en varias ciudades rechazaron Sus credenciales (11:20–30; 13:53–58).
Los fariseos lo rechazaron (12; 15:1–20; 22:15–23). Herodes, Poncio Pilato, gentiles y judíos, todos lo rechazaron decididamente en la crucifixión (Juan 1:11; Hechos 4:27).
Por haber sido el Rey rechazado, el reino mesiánico, davídico (desde un punto de vista humano) fue aplazado.
Después de su resurrección, Jesús recibió del Padre mucha más autoridad sobre la iglesia y el universo. Dios lo resucitó de entre los muertos y «lo sentó a su derecha en las regiones celestiales, muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no sólo en este mundo sino también en el venidero. Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y lo dio como cabeza de todo a la iglesia» (Ef.1:20-22; Mt 28:18; 1 Co 15:25).
Aunque El nunca cesa de ser Rey y, por supuesto, es Rey hoy como siempre, Cristo nunca se designa como Rey de la iglesia (Hechos 17:7 y 1 Timoteo 1:17 no son excepciones, y en Apocalipsis 15:3, “Rey de los santos” en la versión Reina-Valera, es “Rey de las naciones” en los textos críticos y de la mayoría). Aunque Cristo es Rey hoy en día, El no gobierna como Rey.
Esa autoridad sobre la iglesia y sobre el universo quedará  completamente reconocida por las personas cuando Jesús regrese a la tierra en poder y gran gloria para reinar (Mt 26:64; 2 Ts 1:7-10; Ap 19:11-16).
En aquel día será reconocido como «Rey de reyes y Señor de señores» (Ap 19:16) y toda rodilla se doblará ante él (Fil2:1O).
Esto se espera en Su segunda venida. Entonces se realizará el reino davídico (Mateo 25:31; Apocalipsis 19:15; 20). Entonces el Sacerdote se sentará en Su trono, trayendo a esta tierra la tan esperada Edad de Oro (Salmo 110).

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